viernes, 29 de enero de 2010

Engreimiento artístico


Llega a ser abominable el engreimiento de los artistas, a tenor de lo que manifiestan públicamente, de viva voz, por escrito o incluso con gestos delatores de desprecio ajeno. Me refiero a muchos de los que se entregan a las denominadas bellas artes, aquellas que tienen por objeto expresar la belleza: arquitectura, escultura, pintura, literatura, música, danza y cinematografía. La aureola con que se adornan deja clara su posición de soberbia; no se sienten orgullosos de su carrera, sino que lo son, y descalificando se descalifican a sí mismos. Por supuesto que hay artistas que, en su humildad, saben que es quimérica la perfección del hombre de Vitrubio.

Dicho lo cual, valgan algunas frases sobre la soberbia o vanidad.

AFORISMOS SOBRE LA SOBERBIA (arrogancia, engreimiento, orgullo, vanidad...)
[«Ponerse estupendo»: alardear, presumir, jactarse, vanagloriarse, pavonearse.]
  • La soberbia es la altivez propia con desprecio del mérito ajeno.
  • La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano. (San Agustín)
  • Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos. (Quevedo)
  • La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió. (Quevedo)
  • La soberbia se relaciona con la superioridad ilusoria —y ésta con el efecto Dunning-Kruger.
  • El oro hace soberbios, y la soberbia, necios. (Refrán)
  • La vanidad es el amor propio al descubierto. (B. Le Bouvier de Fontenelle)
  • Vanidad de vanidades, todo es vanidad. (Biblia, Libro del Eclesiastés)
  • La vanidad es la necedad del egoísmo, y el orgullo, la insolencia de la vanidad. (Fernán Caballero)
  • La vanidad es el feminismo del orgullo. (J. Benavente)
  • Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir. (Balzac)
  • Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores. (A. de Saint-Exupéry)
  • [¡Querido Max, no te pongas estupendo! (Valle-Inclán)]
  • La más segura cura para la vanidad es la soledad. (T. Wolfe)
  • El orgullo es el complemento de la ignorancia. (B. le Bovier de Fontenelle)
  • El orgullo de los humildes consiste en hablar siempre de sí mismos; el orgullo de los grandes, en no hablar de sí nunca. (Voltaire)
  • Donde reina el orgullo no hay más dios que uno mismo. (M. M. Pemán)
—Otros dichos que sugieren soberbia, vanidad, arrogancia, orgullo, engreimiento
  • Ciertos libros parecen haber sido escritos no para aprender de ellos sino para que se reconozca lo que sabía su autor. (Goethe)
  • Usted no es Jack Kennedy. (L. Bentsen)*
Senador, usted no es Jack Kennedy», frase del senador Lloyd Bentsen para referirse a una persona que mantiene una visión demasiado elevada de sí misma.

Y añadimos sobre la arrogancia:
  • La chulería es la arrogancia vulgarizada.
  • Arrogancia e insolencia van de la mano.
  • Para la arrogancia desmesurada tenían los griegos antiguos un concepto: la hibris.

Soberbia (de Los siete pecados capitales), Pieter Brueghel el Viejo

Si desde que nací, cuanto he pensado,
cuanto he solicitado y pretendido
ha sido vanidad, y sombra ha sido,
de locas esperanzas engañado...
LOPE DE VEGA,  Soneto IV

ANEXO: POEMAS SOBRE LA SOBERBIA (Orgullo, Vanidad)
Amor y orgullo, Gertrudis Gómez de Avellaneda
Aquí fabla del pecado de la soberbiaJuan Ruiz Arcipreste de Hita
Cuando la tierra fría (Anacreóntica II), Tomás de Iriarte* –fama, vanidad
Es un sueño la vida (Rima XC), Gustavo Adolfo Bécquer –vida
La caridad, José Tomás de Cuellar
Si desde que nací, cuanto he pensado (Soneto IV), Lope de Vega

*El poeta, desposeído de vanidad, no aspira a la fama, a la gloria, como los necios, y cuando muera sólo quiere que lo recuerden por un querer no correspondido. 
No quiero yo otra fama,
otra gloria no quiero,
sino que se oiga en boca
de niños, mozos, viejos,
de damas y galanes,
de parientes y afectos:
«Este hombre quiso a Laura, 
y Laura es quien le ha muerto».

Es un sueño la vida,
pero un sueño febril que dura un punto;
cuando de él se despierta,
se ve que todo es vanidad y humo…
G. A. BÉCQUER

Alegoría de la vanidad (1632-1636), Antonio de Pereda

Ver:

jueves, 28 de enero de 2010

Art Blakey & The Jazz Messengers


The Jazz Messengers fue un grupo y nombre creados por el pianista Horace Silver y heredados por el baterista Art Blakey. El nombre del grupo fue usado por primera vez en 1954 en una grabación donde tocaron estos dos músicos junto al trompetista Kenny Dorham, el bajista Doug Watkins y el saxofonista Hank Mobley. Otro álbum titulado The Jazz Messengers fue grabado en 1956, con el trompetista Donald Byrd en lugar de Kenny Dorham. Después Horace Silver seguiría su propio camino y Art Blakey llevaría las riendas. La formación original era un quinteto, alternado con un sexteto y, en los últimos años, septeto y octeto. Fueron dados a conocer a través de los “messengers” solistas, y otros como los trompetistas Clifford Brown, Lee Morgan y Freddie Hubbard, el saxofonista Wayne Shorter y el también trompetista Wynton Marsalis.

Art Blakey (1919-1990) es el nombre que permanece unido a los Jazz Messengers, el alma de este grupo cambiante y mítico. En su primera educación musical recibió lecciones de piano, pero se inclinó tempranamente por la batería, aprendiendo a tocarla al estilo potente de Chick Webb y Sid Catlett. Desde muy joven comenzó a tocar profesionalmente y lideró en Boston una big band antes de unirse a la “Cradle of Modern Jazz” (Cuna del jazz moderno) del cantante Billy Eckstine (por ella también pasaron Dizzy Gillespie, Miles Davis y Charlie Parker), junto a quien permaneció desde 1944 a 1947. Después vendría su principal etapa con The Jazz Messengers, su principal vehículo expresivo, aunque continuase colaborando individualmente con otros músicos.


Art Blakey & The Jazz Messengers siempre se mantuvieron fieles al estilo hard bop, considerado "mainstream" (corriente principal del jazz) de la era moderna del jazz.

Grabaciones destacadas de Art Blakey & The Jazz Messengers: A Night at Birdland (1954), Moanin' (1958), A Night in Tunisia (1960), The 1960 Jazz Messengers (1960), Mosaic (1961), Ugetsu (1963), Free For All (1964), Album of the Year (1981).



Unas palabras sobre Horace Silver (1928- ), fundador de The Jazz Messengers, pianista y compositor. Su primera influencia musical fue la música folclórica de Cabo Verde, que pudo escuchar de su padre, oriundo de Portugal (a él habría de dedicarle su más famosa grabación: Song for My Father, 1964). Comenzó a tocar el piano y el saxofón en el instituto, dejándose influenciar por Thelonious Monk y Bud Powell, dos grandes pianistas de jazz. En 1950, tocó en Hartford junto al saxofonista Stan Getz y éste, gratamente impresionado, lo contrató, por lo que se trasladó a Nueva York. Después vendrían otras experiencias, la fundación de y su etapa decisiva en una línea personal del hard bop.

Veamos y escuchemos a Art Blakey, Freddie Hubbard (tp), Johny Griffin (ts), Curtis Fuller (tb), Reggie Workman (b) y Walter Davis Jr (p), en una interpretación de “Moanin”, perteneciente a One Night with Blue Note (Town Hall de Nueva York, 1985).

[Video post. por eliminación del previo]

martes, 26 de enero de 2010

Dos grandes mitos de la dirección orquestal

Furtwängler y Toscanini son dos de los grandes mitos de la dirección orquestal del siglo XX, ya mentados aquí en mis “sueños de director”. Con dos diferentes y paradigmáticas concepciones interpretativas –de estilos antagónicos–, marcan un antes y un después en el arte dirigir la orquesta, poniéndose a menudo como puntos de referencia de quienes les habrían de seguir en el arte de la batuta, si bien muchos maestros prescinden de la misma para dirigir.


El alemán Wilhelm Furtwängler (1886-1954) tenía un estilo de dirigir poco ortodoxo, muy expresivo, con movimientos estrambóticos (uno de sus músicos lo describió, acertadamente, como un títere movido por hilos) y sin embargo tan eficaz que los músicos a sus órdenes le seguían como hipnotizados, dando una respuesta suprema a los mandatos de un director que interpretaba las partituras –en especial del romanticismo y posromanticismo germánicos– de un modo subjetivo pero extrayendo toda su esencia de modo grandioso y sublime.


El italiano Arturo Toscanini (1867-1957), reverenciado por muchos de sus coetáneos (críticos, colegas y público) como el más grande director de orquesta de su época, es célebre por su portentoso oído y magistral técnica de dirección, llevada meticulosamente al perfeccionismo más extremo y al mismo tiempo plena de intensidad, desde luego más ortodoxa que la de Furtwängler, con quien a menudo se le coteja, sin que pueda decirse que uno sea mejor que el otro, sino que ambos son dos talentos indiscutibles al servicio de la belleza sonora.

Veámoslos en acción: Furtwängler dirigiendo el preludio de Los maestros cantores de Núremberg, de Richard Wagner (en una factoría, ante trabajadores y el ministro de propaganda nazi Goebbels), y Toscanini haciendo lo propio con la obertura de La Forza del destino, de Verdi. Que disfrutéis de estos excelentes vídeos, apreciando la faceta artística.

1
Furtwängler
[Vídeo post., por eliminación del previo]

2
Toscanini

***
Enlaces de interés:

lunes, 25 de enero de 2010

Compendio de paremias para vivir


En mi afán recopilador de paremias (proverbios, refranes, aforismos, adagios, apotegmas, citas, máximas, sentencias…), resumidas en el concepto de aforismos, me divierto con su agrupación según la temática y su reducción selectiva, en busca de lo más selecto y definitivo. Así que, en la vana pretensión de una guía vital, he llegado a la elección –supongo que temporal– de diez faros orientadores del camino existencial. Que no se escapen como una mariposa...


  • El hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo. (Séneca)
  • El sabio no dice siempre lo que piensa, pero piensa siempre lo que dice. (Aristóteles)
  • Lo que en realidad vale de esta vida es lo que no cuesta ni un céntimo. (Anónimo)
  • El entusiasmo es el signo más distintivo de los hombres felices. (B. Russell)
  • No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita. (Anónimo)
  • La virtud está en el punto medio entre dos extremos. (Aristóteles)
  • Lo importante no es vivir en un lugar, sino que ese lugar viva en ti. (J. Cortázar)
  • Si quieres pasar ratos felices, no analices. (Anónimo)
  • Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. (Confucio)
  • Es maravilloso el poder del que nunca desespera. (D. Payot)

viernes, 22 de enero de 2010

Sanidad: ¿Los inmigrantes tienen preferencia?



Traigo un debate del Canal Català (TV de Catalunya) sobre la asistencia sanitaria, que incluye opiniones de ciudadanos: Els immigrants tenen preferència en la Sanitat? (¿Los inmigrantes tienen preferencia en la Sanidad?). Sobre esta delicada cuestión, en torno a un derecho básico garantizado por el Sistema Público de Salud, adelanto algunos comentarios generales y polémicos:

“Los inmigrantes utilizan más los servicios de urgencias; son maleducados; creen que la sanidad está a su disposición; tienen ventajas al hacer trámites; abusan de un sistema sanitario deficitario y colapsado; tienen preferencia en los servicios sociales; no se adaptan a nuestras costumbres e incumplen las normas; muestran falta de respeto; se aprovechan de la gratuidad y sin cotizar; sobrepasan unas infraestructuras que no pueden atender sus demandas; ellos no tienen la culpa… los culpables son los políticos.”

Son afirmaciones generales que no tienen porqué reflejar la realidad, pero no debemos ignorarlas como una parte de la visión ciudadana digna de análisis sociológico. Presento a continuación el video de la primera parte del debate (se alterna el catalán con el castellano) y dejo los enlaces a las otras dos.

Els immigrants tenen preferència en la Sanitat? 1/3



Que cada cual extraiga sus conclusiones, en función de la información y del propio conocimiento, sin dejarse llevar por el apasionamiento, procurando no discriminar (concepto siempre negativo) ni perder la sensatez, rehusando actitudes de vana generosidad y la indeseable disposición xenófoba, observando la aparente gratuidad de un servicio que las mayoría paga, ponderando el sufrimiento humano, reparando en la calidad asistencial y pensando en la viabilidad del Sistema Público de Salud.
***
Otros aspectos sanitarios relacionados con la inmigración ya fueron tratados en:

jueves, 21 de enero de 2010

Medicalización de la vida y voces en contra


El médico, con tanto prescribir y prescribir, no hace otra cosa que atender a personas que piden medicamentos y a personas que sufren las consecuencias de esos medicamentos.
(I. Illich)

Concepto de medicalización. 1) Ampliación del ámbito de la medicina a problemas de otros campos del saber (educación, sociología, filosofía, justicia, política, etc.), tales como el fracaso escolar, la soledad, la infelicidad, la pobreza o el desempleo. 2) Consideración de fenómenos normales como patológicos; v. gr. las fases del ciclo reproductivo y vital de la mujer (menstruación, embarazo, parto, menopausia) o la vejez. En suma, la medicalización es la intromisión en ámbitos no médicos y el proceso de conversión de estados normales en cuadros patológicos, pretendiendo darles soluciones médicas. Otra cuestión es medicar en exceso, atiborrar de medicamentos; una negativa consecuencia del desarrollo, atribuible a diferentes causas: presión de la industria farmacéutica, incitación al consumismo a través de los medios, carencia de educación sanitaria, mala gestión sanitaria, insuficiente aptitud e inadecuada actitud profesional. [Léxico médico de la AP]


Son cada vez más los intentos de medicalización de nuestra vida, a través de la publicidad engañosa, directa e indirecta, de los profesionales incautos o tentados y de los poderes públicos, por similares razones. Mediante los departamentos de mercadotecnia de algunas multinacionales de la industria farmacéutica, se hacen emerger artificialmente problemas de salud o incluso llegan a crearse, con el fin de impulsar determinados medicamentos y productos sanitarios con buenas perspectivas financieras, eludiendo toda regla bioética.

Mientras en países que carecen de las mínimas dotaciones asistenciales, como el infortunado Haití, se fijan objetivos elementales de salud pública, en los más pudientes se derrocha lo inimaginable en el afán de construir expectativas sobrehumanas, en nombre de la inalcanzable perfección y la divina inmortalidad, a base del engaño más execrable y en pos del lucro más despreciable, aprovechándose del malestar de una sociedad del bienestar totalmente desvalorizada. La inducción al consumo de fármacos es evidente en la publicidad de los medios.

Menos mal que desde la propia profesión médica también se denuncian cada vez más los intentos falaces y, sorprendentemente, consiguen en ocasiones que los medios –cauce habitual para procurar la medicalización– se hagan eco, como puede verse en este artículo periodístico: Avances médicos e intereses ocultos.

La difícil tarea de comprar un yogur... De sanos a pre-enfermos
Añadimos con posterioridad este simpático vídeo clarificador, protagonizado por el doctor Fernando Fabiani.

miércoles, 20 de enero de 2010

Amistades virtuales


Es sorprendente como pueden surgir amistades virtuales, sin el conocimiento personal, sin el calor de la palabra hablada, sin el factor emocional del encuentro. Solamente con el intercambio escrito en la espacial distancia. Almas parecidas o diferentes, forjan desde la abstracción imágenes que les inspiran simpatía. La fuerza de la palabra escrita se pone de manifiesto, mostrando su mejor cara. Lo evidencio en intercambios profesionales y desde este mismo blog, en comentarios y correspondencia online. Es sorprendente y no me deja de maravillar la aproximación afectiva en la distancia. Supone una inyección anímica que me hace mantener el entusiasmo comunicador. Que sea por mucho tiempo.

martes, 19 de enero de 2010

Grandes compositores y desequilibrio emocional (8): Consideraciones finales


En los siete capítulos anteriores hemos tratado el desequilibrio en los grandes compositores, partiendo de una introducción (1) y siguiendo por un acercamiento paulatino a algunos músicos representativos: Mozart y Beethoven (2), Schubert y Schumann (3), Berlioz y Bruckner (4), Mussorgsky, Tchaikovsky y Rachmaninov (5), Wolf y Mahler (6), Gerswhin y Britten (7). Apreciamos que no todos los músicos referidos adolecieron de grandes perturbaciones, pero todos se distanciaron del nivel de equilibrio teóricamente necesario para alcanzar una existencia aceptablemente dichosa, por su perenne inquietud, afán de superación, búsqueda de la perfección o sensibilidad extrema (¿tributo a la gloria?).

Y aun así, esta afirmación es gratuita, porque ¿cómo podemos suplantar una personalidad ajena, hacernos cargo de lo que pasa en la complejidad de otra mente? De ahí la abundancia de adverbios de duda a lo largo de este ensayo. Debemos tener siempre presente la relatividad de cualquier conclusión, derivada de escritos que nos han llegado o de su legado artístico. Tampoco las particulares creencias, por extrañas o incomprensibles que nos sean, deben engendrar desprecio de quienes las aceptan. Y si hablamos de “desequilibrio”, lo hacemos en sentido de apartamiento de la norma aceptada/impuesta por/para la mayoría; y la mayoría no tiene porqué poseer la razón.

El psiquiatra suizo Carl Gustav Jung (1875-1961) realizó unas reflexiones sobre la psicología del artista, afirmando que “cada hombre creativo es una dualidad o una síntesis de cualidades paradójicas”. Como hombre, sano o enfermo, su psicología personal puede ser explicada; pero como artista sólo puede comprenderse a través del hecho creativo. Cada ser humano es un mundo, ciertamente, comprensible a los demás en alguna de sus facetas, valorado o minusvalorado dependiendo de puntos de vista y de intenciones de acercamiento, difícil o imposible de abarcar completamente cuando se trata de individuos que pretenden la sublimación en casi todo lo que realizan. Pero si de la mayoría de los mortales nada queda tras su paso terreno, de ellos, de los grandes compositores, permanecerá su música para complacencia de los que sepan comprenderla o, simplemente, quieran aceptarla.

Por último, consideremos la aparente paradoja: que la música de los “desequilibrados” puede contribuir a la mejora de otros a través de la musicoterapia, porque centrados en su arte compusieron obras plenas de equilibrio.
***
Este artículo es una parte de otro publicado en Filomúsica (revista de música culta):  

Me parece oportuno añadir dos interesantes conclusiones de un estudio sobre la relación entre creatividad y enfermedad mental (*):
  • Es mayor la frecuencia de enfermedades mentales en músicos que en la población general, pero menor que en otros campos artísticos.
  • La enfermedad mental grave no va ligada a la creatividad sino que la interfiere.
(*) Delgado Calvete C, Pérez Bravo A. Relación entre creatividad y enfermedad mental. AN. PSIQUIATRIA 2006; 22 (3): 120-132.

domingo, 17 de enero de 2010

17 de enero: Primer aniversario de Medymel


MEDYMEL
cumple hoy un año de vida
y lo celebro con todos los seguidores del blog,
brindando por continuar con buena salud médico-melódica



¡Gracias por vuestro interés 
y por vuestra comprensión!

sábado, 16 de enero de 2010

El compositor Rogelio Groba cumple 80 años

(Foto de La Voz de Galicia)

El compositor Rogelio Groba cumple 80 años

Nacido el 16 de enero de 1930, es considerado hoy la figura más relevante de la música gallega y una personalidad destacada en el panorama musical hispano.

Groba realizó el infantil sueño de quien fue conocido como “flautín de Guláns”, la pequeña aldea donde nació, perteneciente a la villa pontevedresa de Ponteareas, donde cincuenta años antes también vio la luz otro músico sobresaliente: Reveriano Soutullo.

El veterano músico continúa su actividad creadora. La Real Filharmonía de Galicia estrenó hace dos días en el Auditorio de Galicia su Concerto no Lameiro, para flauta y orquesta, y ayer mismo asistí al estreno en el Auditorio Martín Códax del Conservatorio Superior de Música de Vigo de Reminiscencias, para clarinete y piano, por el clarinetista Asterio Leiva y el pianista Alejo Amoedo. El compositor estuvo presente y tuve la oportunidad de saludarlo.

Rogelio Groba mantiene su entusiasmo compositivo, todavía dispuesto a afrontar nuevos retos. La fundación que lleva su nombre se encarga de proteger, estudiar, cuidar y difundir su inmensa obra musical, que abarca todos los géneros.

¡Felicitaciones maestro!

jueves, 14 de enero de 2010

Blogs sanitarios y su respuesta en crisis sanitarias


Desde la redacción de la Revista de Administración Sanitaria digital e-RAS me solicitaron una columna de opinión sobre el papel que han jugado los blogs en la supuesta pandemia de gripe A. Piensan los redactores que se ha menospreciado la fuerza de los mismos en la creación de opinión y que en futuras crisis sanitarias, del tipo que sean, estos nuevos actores van a ser fundamentales para profesionales y ciudadanos.

A continuación, reproduzco el texto que envié y que acaba de ser publicado en la revista e-RAS, de opinión y actualidad sanitaria. (*)

Ya nadie pone en duda que la aparición de los blogs en la Red ha supuesto una auténtica revolución en las comunicaciones, en la transmisión de ideas y conocimientos. El ámbito sanitario no podía ser ajeno a este movimiento planetario en el que tienen cabida todas las disciplinas, de modo que ha ido creciendo imparable el número de blogs sanitarios. Muchos profesionales de la sanidad han visto en ellos el formato ideal de comunicación. Yo mismo me he sentido atraído por este medio, decidiendo abrir mi sitio web en enero de 2009, aunque no un blog estrictamente sanitario, sino mixto, médico-melódico, de humanidades médicas y música; de ahí la denominación definitiva de “Medicina y Melodía”.

Hemos de tener en cuenta que detrás de la frialdad de los blogs late el espíritu de sus creadores, y que cada cual emplea su estilo e impone su ritmo. En mi caso, no utilizo el blog como bitácora, en el sentido de diario; posteo regularmente artículos –generalmente análisis detallados–, en los que alterno la temática médico-melódica y dejo cabida a otros asuntos que me atraen. Suelo mantener una línea de comedimiento, pero a veces vomito los dislates socio-sanitarios que no puedo deglutir. La irrupción de la crisis sanitaria que supuso el anuncio de la pandemia de gripe A, y que vino a unirse a la económica de manera murphiana, hizo galopar mis dedos sobre el teclado hasta casi llegar a desbocarse.

Después de desatarse el alarmismo gripal de la primavera y llegado el empacho estival, me subí al carro de la iniciativa “Gripe y Calma”, viendo en esta plataforma un buen medio de impulsar ideas racionales, intercambiar conocimientos y alcanzar un aceptable estado de seguridad intelectual (también emocional). El grupo estableció un decálogo de propuestas consensuadas que se divulgó por la Red. En primer lugar se llamaba a la calma, tratando de evitar una paranoia gripal que se veía venir como consecuencia del alarmismo social promovido por los medios de comunicación. Y, serenamente, se presentaban unas recomendaciones organizativas, en previsión de un incremento de la demanda asistencial. En definitiva, se ofrecía “información clara, responsable y rigurosa”.

Desde la Atención Primaria, y creo que por primera vez como un grupo unido, se instaba a la autoridad sanitaria a que adoptase una serie de medidas excepcionales, y al mismo tiempo elementales, destinadas a mantener un aceptable funcionamiento de los centros sanitarios, asegurar la eficacia, limitar el contagio e, in extremis, evitar el colapso asistencial. Nadie mejor que los médicos de la primera línea de combate para conocer las necesidades en su medio habitual; nadie mejor que los médicos generales/de familia para disponer medidas sensatas, eficaces y eficientes en su espacio. Y en este caso, como en otros, no se limitaron a actuar como elementos pasivos que obedecen ciegamente cualquier mandato: demostraron su inquietud y asumieron su responsabilidad, en pro de la buena gestión y, sobre todo, del bienestar de los ciudadanos.

No sé si fuimos suficientemente oídos, si se nos prestó la atención debida. Por mi parte, de la confianza inicial en las medidas que la OMS habría de establecer, a través de la cooperación internacional, pasé al desconcierto de la multiplicidad de protocolos y al temor de una oleada neurótica; pensé que la riada de (des)información, confusión e incertidumbre, habría de acarrear miedo irracional y aumento de demanda ansiosa. Por eso, en medio del exceso gripal, escribí sobre la seguridad sanitaria internacional y emití recomendaciones para no “agriparse” sin gripe.

Afortunadamente, lo anunciado por los dirigentes sanitarios no llegó a materializarse. Y ha sido una gran suerte, porque no he visto una unificación de criterios; cada comunidad autónoma ha ido por libre. No se han implementado cambios organizativos ni otras medidas coyunturales; ni tan siquiera se ha decidido una modificación inteligente en la gestión de la incapacidad temporal que entrañan las bajas laborales. Mal se vela aquí por la salud pública y poco se mira por la economía de la salud.

Me siento orgulloso de haber pertenecido al grupo “Gripe y Calma”, pero sigo siendo escéptico en cuanto a los objetivos alcanzados. Probablemente hayamos contribuido a serenar los ánimos, al sosiego de enfermos potenciales, desde la plataforma e individualmente en el día a día de nuestras consultas, pero me temo que las decisiones políticas se mantienen al margen de recomendaciones científicas y técnicas (¿se aprenderá de los errores?). Lo que no es óbice para tirar la toalla, perder el entusiasmo, y dejar de luchar por la mejora de nuestra sanidad pública. Soy partidario de una reorganización asistencial de la atención primaria, que supone desburocratizarla y dotarla de contenido realmente sanitario. Con ello se podrá alcanzar el nivel de calidad anhelado y, en consecuencia, estaremos en disposición de afrontar con garantía futuras crisis sanitarias.

Yo seguiré con mi blog mixto, con cierta dosis de optimismo, y estoy seguro de que los titulares de blogs sanitarios continuarán atentos a los avatares profesionales. Los blogs conforman un formidable medio de comunicación, inmediato y abierto, de gran alcance, y en particular los sanitarios, han ido ganando en importancia y credibilidad. Supongo que los responsables de los mismos continuaremos en contacto y volveremos a unir nuestras fuerzas cuando lo consideremos oportuno. ¡Que el ánimo no nos abandone!
(*) La revista ha desaparecido de la Red, y desconozco los motivos.

miércoles, 13 de enero de 2010

Cuando me paro a contemplar mi sistema sanitario


Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por do me han traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado.
Garcilaso de la Vega, Soneto I

Cuando me paro a contemplar mi sistema sanitario*, y particularmente el primer nivel asistencial del modelo hispánico, lamento lo perdido y celebro lo logrado. Intento hacer balance sin pasión, procuro ser objetivo en lo posible, sin la mirada ilusionada que forja la romántica estulticia. Soy consciente de los avances logrados, del paso de las consultas de dos horas a las de cuatro o cinco, de la prescripción sintomática sin registro alguno a la atención integral con anotación de actos médicos en historia clínica, de las guardias rurales de tres días seguidos sin remunerar a las regladas por tramos horarios y pagadas. Pero también del empeoramiento alcanzado, del cambio de las consultas auxiliadas al trabajo en solitario, de la autonomía médica a la dependencia jerárquica, del trato cordial a la violencia en los centros sanitarios.

Sin actitud derrotista, recelo del optimismo exagerado. Evito dejarme llevar por el pesimismo manifestado por el coordinador de la extinta Plataforma 10 Minutos (PT10), que ve en toda su decrepitud una atención primaria dividida y derrotada. Huyendo del optimismo desorbitado, abro los ojos a la realidad que tenemos y contemplo la burocracia ilimitada, la desorganización asistencial, la ineficacia y la ineficiencia de un sistema extremadamente anquilosado.

Desgraciadamente nuestra Atención Primaria de Salud es muy poco atractiva para los estudiantes actuales; bien informados de lo que les espera, rehúsan de antemano la especialidad en medicina de familia; saben de las quejas de los médicos generales, envueltos en papeles y sometidos a mandatos ajenos (¡ay, qué poca coordinación con el nivel especializado); además, hace mucho tiempo que se perdió el aura que rodeaba al antiguo médico general o de cabecera, menos formado científicamente pero también menos maleado por rigideces asistenciales y protocolos que encorsetan.

A nadie le apetece encauzar su vida por un derrotero tortuoso, obstruido por una miríada de papeles inútiles, abarrotado de demandadores de soluciones imposibles. El papeleo desquiciante, la presión asistencial desmedida y el abuso de los servicios, son motivos suficientes para huir por piernas. Viendo el general desorden, los estúpidos objetivos asistenciales o la atención urgente no reglada, cualquier individuo sensato optaría por alejarse lo más posible de una actividad laboral presumiblemente insatisfactoria.

Con una atención primaria fallida desde sus inicios, forzadamente impulsada hacia la labor de equipo, herida por el cinismo de los demagogos y muerta de un risible éxito delirante, el sueño inicial se ha esfumado por una turbia concepción ideológica, que ha conseguido frustrar muchas aspiraciones profesionales y arrastrar a muchos médicos hacia el burnout, hastiados de un trabajo en equipo que equivale, sin más, a la asunción del trabajo de los compañeros ausentes. Salvo excepciones que confirman la norma, el panorama del primer nivel asistencial es desalentador.

Pero ¡entonemos todos el mea culpa! Porque nunca hemos logrado una unión profesional eficaz, jamás hemos centrado nuestra legítima fuerza hacia la dignificación de la labor médica. Supongo que por divergencias y recelos entre sociedades científicas y colegios profesionales, dejando al margen a los sindicatos por esa peculiaridad hispánica que mezcla ideología con derechos laborales, que mete en el mismo saco diferentes categorías profesionales, que no consigue liberarse de prejuicios pretéritos. La división es manifiesta y, por encima, algunos echan piedras sobre su propio tejado. Podríamos concluir, con rubor, que estamos así porque queremos, o que tenemos lo que merecemos.

Cuando me paro a contemplar mi sistema sanitario, y particularmente el primer nivel asistencial del modelo hispánico, vislumbro alguna luz entre lo opaco. La PT10 y su coordinador hace tiempo que arrojaron la toalla. Otros grupos de trabajo han puesto mucho empeño y conseguido escasos logros, sobre todo porque se debilitan en sus reductos autonómicos. Si añadimos la apatía creciente, las zancadillas y las luchas intestinas, es difícil confiar en un futuro luminoso. Yo veo la botella medio vacía y el horizonte incierto, por no decir que no advierto la salida en el larguísimo túnel de despropósitos sanitarios. Los más soñadores esperan emocionados los frutos del Proyecto AP XXI: una atención primaria ideal, maravillosa y resolutiva. Yo, harto de la cantinela, veo lo habitual: demasiada letra y ninguna estrategia concreta. Y aún así, deseo dar otro margen de confianza; quiero creer que el enemigo no somos nosotros mismos; quiero pensar que no seguiremos engañándonos. Al cabo, debo conformarme en parte, sabiendo que a mayor mal pudiera haber llegado.

***
*Definición en nuestro Léxico médico de la atención primaria

SISTEMA SANITARIO. Organización estatal mediante la cual se presta asistencia sanitaria a la población; también se denomina sistema de salud. Está constituido por una red de servicios sanitarios: hospitales, centros de salud, servicios de salud pública. Cuenta con recursos materiales y recursos humanos, profesionales sanitarios (médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería) y no sanitarios (celadores, técnicos, administrativos). En Hispania está dividido en 17 servicios de salud diferentes, uno por cada comunidad autónoma. (Relacionada: SISTEMA NACIONAL DE SALUD)

lunes, 11 de enero de 2010

Gestión de la Incapacidad Temporal


Los trámites derivados de la situación de baja laboral que supone una Incapacidad Temporal (IT) –antes Incapacidad Laboral Transitoria (ILT)–, consistentes en la emisión de un parte de baja y periódicos partes de confirmación, hasta el definitivo parte de alta, cuando el paciente ya está en condiciones de reincorporarse a su puesto de trabajo y prestar sus servicios, es el proceso hispánico de la llamada gestión de la IT.

En su momento no entendí el cambio de ILT por IT. Ahora pienso que tal vez fuese para concordar la confusión denominativa con el consiguiente embarullamiento normativo y gestor, pues el objetivo previsto no se ha logrado. La complicación burocrática y la participación de las mutuas laborales en el control de la IT de causa no laboral (accidente o enfermedad profesional) no parecen haber conseguido disminuir significativamente las bajas fraudulentas. Creo que las mutuas debieran centrar sus esfuerzos en mejorar la salud laboral de los trabajadores, controlando el medio y las condiciones de trabajo.

Incapacidad Laboral Transitoria (ILT) vs Incapacidad Temporal (IT)
Antes quedaba clara la incapacidad (para trabajar). Con el nuevo concepto, no.

El médico de cabecera continúa con el engorroso papeleo generado por la IT a pesar de la informatización. Es más, sigue obligado a gestionar las bajas laborales de pacientes a los que no presta asistencia, caso de los hospitalizados, y aun cuando la causa entra en la competencia de las mutuas, caso de los accidentes de tráfico, contraviniendo la normativa (“El reconocimiento médico del trabajador es obligado para el facultativo que expide el parte de baja médica y el de confirmación”).


Me pregunto si se realizará algún día un cambio sensato en la gestión de la IT y, deseándolo, me veo espoleado a lanzar un ideario gestor.
  1. El médico de familia debe ser el prescriptor de la baja laboral indicada del paciente que atiende. Y debiera bastar la prescripción y la estimación del tiempo de baja (por enfermedad o accidente no laboral), sin necesidad de partes de confirmación (PC) dentro del horizonte temporal estimado; rebasado, procedería acaso PC y nueva estimación temporal. Pero el procedimiento administrativo debe ser tarea de personal específico.
  2. No debiera ser prescriptor de la baja laboral de un usuario/paciente que no atiende o sigue, cuya incapacidad decide otro (concedida por especialista, iniciada en hospital, causada por accidente de tráfico); es decir, no tendría que emitir los partes de bajas inducidas. Y como sólo tiene capacidad de decidir sobre la duración de una IT que concede, de la que se responsabiliza, me parece insultante que desde la Unidad de Salud Laboral le pidan información improcedente.
  3. Con las anteriores premisas, debería dar únicamente un parte de baja y otro de alta. Es absurdo reiterar los partes de confirmación, del modo que sea, manual o informáticamente. Pasan los años y todo sigue igual: baja-partes-alta, con la misma cadencia robotizada (a los 3 días y cada 7 hasta el alta), sin importar la situación clínica del usuario/paciente. Además, es incoherente dar varios PC juntos cuando la exigencia reglamentaria es uno cada 7 días.
  4. Es evidente la mala utilización de la herramienta informática, que progresivamente complican en vano, por lo que he retomado una clásica jaculatoria: "Virgencita, virgencita, que me dejen como estaba...", y he llegado a la conclusión de que en este país se toman medidas sin objeto y no por eficiencia, por aquello que dijo Peter Drucker: “No hay nada más inútil que hacer eficientemente aquello que no debería hacerse de ninguna manera”. Así nos va de mal, sin eficacia ni eficiencia y con progresivo queme neuronal.
  5. Me incomoda que algunas empresas no admitan que el paciente se ausente hasta tres días, sin necesidad de papeleo. No siendo así, envían al interesado a por un “justificante” o un formulario de IT. Cuantas veces nos llega gente sin cita para que realicemos estos trasnochados trámites burocráticos. Ya no pido el autocertificado británico (Absence Self Certification Form), que vale hasta para siete días, pero por lo menos que por tres días el propio trabajador se responsabilice de su ausencia. ¿Será que aquí no hay suficiente madurez? ¿O hay excesiva desconfianza de los empleadores hacia sus empleados!
  6. Visto lo visto, posiblemente sería mejor actuar al modo antiquo, o sea a mano; a ello me lleva un nuevo programa informático recientemente implantado, más engorroso, y la clarividencia de un compañero: “los programas de ordenador de la primaria española son totalitarios, como la mente de sus gestores, de forma que la electrónica no es una ayuda en el trabajo clínico sino una traba más”.
  7. Solamente encuentro dos posibles respuestas al hecho de que no se tomen medidas sensatas: ineptitud o malicia. Pues para llenar el vacío de ideas, que a alguno se le ocurra imponer programas desquiciantes, no puede obedecer a otra motivación que no sea levantar juramentos en arameo. Lo sensato sería centrarse en los motivos de bajas largas y problemáticas (lumbalgia, esguince cervical, ansiedad, etc.).
¡Ay, qué fácil sería todo si se aplicase el sentido común y se eliminase la desconfianza!


A lo anterior podría añadir otras recomendaciones: eliminación del parte de confirmación de periodicidad pura, a favor del parte de confirmación de periodicidad variable; establecimiento de modos de reposo que conlleva la enfermedad, o grado de intensidad: baja a tiempo completo (total) o parcial; difusión de guías simples de IT; etc.

Estas cuestiones y otras han sido tratadas en este trabajo:

En vez de simplificar las cosas, se llega a estrategias que rizan el rizo: circuitos especiales para la IT en casos de bajas de larga duración. El usuario no pide cita con el médico cada semana para recoger un parte de confirmación; se dirige a la unidad administrativa, donde le resuelven el papeleo sin cita previa. ¡Un desatino!

Esta y otras cuestiones forman parte de este sorprendente artículo:

Una noticia alentadora –cuestionando que cambio autonómico de la IT sea viable–:
Esta estúpida burocracia redoblada es la guerra...

Marcha militar – Franz Schubert

domingo, 10 de enero de 2010

Reforma educativa


La elección de un sistema educativo es más importante para un pueblo 

que su gobierno. Gustave Le Bon

En marzo de 2005, mientras se estaba planteando una reforma educativa que habría de finalizar en la Ley Orgánica de Educación (LOE) de 2006, mi inquieta sesera, que de continuo anda capturando mensajes del entorno, recogía quejas sobre la insuficiente calidad educativa, el alto porcentaje de fracaso escolar y la falta de autoridad del profesorado, para enseguida desarrollar tres ideas elementales en torno al supremo valor de la educación, partiendo del escepticismo, de la pura teoría y del ninguneo.


Se anuncian proyectos educativos que habrán de dar buenos resultados… Que tendremos que partir casi de cero. Que la mejora nos aguarda. Que dignificaremos la formación profesional. Que evitaremos caer en prejuicios. Que no admitiremos discriminaciones. Que seremos flexibles. Que no caeremos en el dogmatismo. Que incrementaremos los presupuestos. Que un prometedor futuro justifica el coste. Que la enseñanza pública será de calidad. Que la cultura es lo principal. Que el gobierno actuará en consecuencia… y al final el cambio para que todo siga igual.

Se dice siempre que la teoría educativa ha de seguirse de la práctica… Que de nada vale una preparación en las aulas sin aplicación de los conocimientos. Que los alumnos tendrán un buen aprendizaje si los profesores les sirven de ejemplo. Que los docentes deben estar ilusionados y actuar movidos por vocación, no como meros funcionarios. Que nadie puede negar que el entusiasmo sea el principal motor de rendimiento educativo, y de cualquier índole. Que ése es el gran valor del arte pedagógico... y al final nos quedamos en el conocimiento especulativo.

Se habla de “reciclaje” para mejorar la calidad de la enseñanza… Que no es que se desconfíe de la preparación del profesorado. Que se reconoce la experiencia y no se duda de la oportuna puesta al día. Que no se pretende echar por tierra todo lo anterior. Que no se va a arrinconar a los viejos y a enarbolar cínicamente la bandera de la modernidad. Que se reconoce la igualdad de oportunidades. Que nadie debiera sentirse ofendido por el hecho de reciclarse. Que hay magníficos profesores veteranos a quienes los noveles debieran imitar... y más de uno siente que le han echado al cubo de la basura.

Iniciado 2010, a cuatro años de la última reforma educativa, siguen en el aire las mismas quejas, el pensamiento se retuerce, el profesorado lamenta que el poder político no tenga en cuenta la voz de los docentes, se ven perpetuados los errores del sistema educativo (parecidos a los del sanitario), retornan los fantasmas del pasado, se ahonda en los porqués del gran salto pretérito desde el autoritarismo a la permisividad, de la reprobable táctica de “la letra con sangre entra” a la indisciplina con el amoroso trato, echándose en falta la aplicación del sabio aforismo: la educación debe mostrar caminos pero nunca imponerlos. Lo que me lleva a sentenciar que tampoco los métodos educativos debieran ser impuestos.
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Repasemos la historia del Ministerio de Educación en España (de los diferentes ministerios de educación), que primero fue llamado Ministerio de Instrucción Pública, y comprobaremos la inconstancia de los planes educativos hispanos.

viernes, 8 de enero de 2010

Leonard Bernstein, un director expresivo


La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido.

El compositor, pianista y director de orquesta estadounidense Leonard Bernstein (1918-1990), citado en mis “sueños de director”, adoptaba en el podio una actitud muy gestual, absolutamente extravertida; acompañaba la mímica facial con movimientos corporales estrambóticos, incluyendo saltitos en los momentos de máxima explosión sonora. Recibió repulsas por sus exagerados ademanes, pero fue un director bien considerado por los músicos y admirado por el público, que agradecía su total entrega. Por su parte, la crítica adopta diferentes posturas al ver un antes y un después en su carrera de director.

Algunos críticos observan un cambio negativo en la dirección orquestal de Bernstein tras la muerte de su mujer, Felicia, a causa de un cáncer de pulmón en 1978; desde entonces, lo encuentran más sombrío y pesado, marcando tiempos excesivamente prolongados. Otros advierten que en su último periodo hay una exageración estilística –en el modo de dirigir– típica de los directores que van envejeciendo, sin más. Un tercer grupo de críticos consideran que la dirección de Bernstein en la última parte de su carrera fue la mejor de todas. En fin, que nunca llueve a gusto de todos.

La conclusión que yo extraigo al contemplar las imágenes grabadas de este gran director, pues no tuve la fortuna de admirar a "Lenny" en vivo, es que disfrutaba en el podio como pocos, que se entregaba sin límite y que vivía cada compás, independientemente del producto sonoro y de la satisfacción como oyente. Debo admitir, dándole aquí la razón a un sector crítico, que los tiempos escogidos para algunos movimientos de las sinfonías que dirigió en los últimos años me parecen, por comparación, demasiado lentos. Sin embargo, su capacidad de emocionar visualmente lo sitúa en las antípodas de otros directores poco entregados al lucimiento, característica que lo hace grato incluso a quienes dicen no asimilar la música clásica. Transmite un optimismo amortiguado por un velo melancólico (¡la vida, los avatares, las luchas internas!) y una ternura que suaviza los pasajes más ásperos y profundos; es mi impresión ante Leonard Bernstein

Su fuerza interpretativa le insufla vida a la música.

Traigo como muestra sonoro-visual el final del último movimiento de la Sinfonía nº 1 de Sibelius, en el que podemos comprobar cómo vive Bernstein la interpretación; se engancha al trepidante ritmo, pega un salto en el clímax y se deja llevar por el arrebatador tema melódico; no oculta su emoción, entorna los ojos, eleva los brazos al cielo, los deja caer, danza y hace una ofrenda; se quita las lentes en la coda, aprieta los párpados y, sudoroso, se derrumba con los pizzicatos finales, como si se hubiese dejado la piel. Tal vez la ejecución no sea suficientemente idiomática, como diría nuestro amigo y especialista en el compositor finlandés David Revilla, pero no hay duda de que contagia su entusiasmo (un entusiamo que se transmite también cuando interpreta a Mahler –otra de sus especialidades– u otros compositores que ama). Escuchen las explosiones de júbilo del público y observen el abrazo y los besos de Lenny al concertino (que aparenta también emocionarse y dejarse querer). ¡Disfruten con el carismático don Leonardo!


[Vídeo añadido post., por eliminación del previo]

Otros enlaces sonoro-visuales de interés:

[Vídeo post. por eliminación del previo]

[con José Carreras]
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Enlaces relacionados
Leonard Bernstein –Biografías y Vidas
Leonard Bernstein Office –Sitio Oficial

jueves, 7 de enero de 2010

Las melodías gallegas (2ª parte)


En la primera parte de este estudio, hemos visto la singularidad de la melodía gallega a través de las personalidades musicales de Marcial del Adalid y Juan Montes. El primero, reconocido pianista y primer compositor gallego de música profana culta –y acaso el primer compositor español genuinamente romántico–, que haciendo honor a su apellido fue iniciador con sus Cantares viejos y nuevos. El segundo, de aspiración menos universal, que iba para sacerdote y acabó siendo el legítimo representante de un nacionalismo musical gallego que transcendió a través de unas baladas profanas. En esta segunda parte centramos la atención en José Castro “Chané” y José Baldomir, continuadores y perfeccionistas de la melodía gallega, responsables de su consolidación.

El músico de Curros: José Castro “Chané”

José Castro González “Chané” (Santiago de Compostela, 1856-La Habana, 1917), maestro cuyo sobrenombre procede del que adoptara artísticamente la rondalla integrada por miembros de su familia, de procedencia ferrolana, comenzó una exitosa carrera dirigiendo orfeones en A Coruña. Es uno de los promotores de las corales de Galicia, junto a Canuto Berea, Juan Montes, José Baldomir y Pascual Veiga. Al suprimirse la cátedra que ocupaba en la ciudad herculina, decidió emigrar a Cuba. En 1893 llegó a La Habana, donde continuó su labor de director de coro y trabó una fructuosa amistad con el poeta Manuel Curros Enríquez, que también había emigrado por cuestiones políticas. De su escasa obra, cuatro melodías inspiradas en poemas de su libro Aires da miña terra (Aires de mi tierra) han sido consideradas un tesoro suficiente para designar a Chané como el músico de Curros: Os teus ollos (Tus ojos), Cántiga, Tangaraños y Un adiós a Mariquiña.

Consolidación de la melodía gallega: José Baldomir

José Baldomir Fernández (A Coruña, 1867-1947) recibió formación musical de Marcial Torres del Adalid, primo del compositor, ejerció como director de orfeones –siguiendo la tradición de la época– y colaboró con Felipe Pedrel y José Inzenga en la recogida de temas folklóricos. Y sobre todo fue reconocido por sus composiciones para canto y piano, inspiradas en textos de poetas gallegos, principalmente de Rosalía de Castro (se le ha llamado “el músico de Follas novas”), y que él mismo denominó melodías gallegas. Se estima su producción de canciones estilo lied en alrededor de medio centenar, pero desgraciadamente sólo llegó a nosotros un puñado, algunas frecuentemente interpretadas en su versión coral. Las más recordadas: ¿Cómo foi? (¿Cómo fue?), con texto de Curros Enríquez; Maio longo (Mayo largo), con texto rosaliano; y Meus amores (Mis amores), sobre un poema de Salvador Golpe. Estas obras vocales, y otras que merecen ser redescubiertas, le dieron fama a Baldomir en su tiempo.

Epílogo

Además de Adalid, Montes, Chané y Baldomir, otros músicos gallegos se entregaron a la composición de obras para canto y piano: Canuto Berea (1836-1891), Enrique Lens Vieira (1854-1945), Ricardo Courtier (1865-1922), Jesús Bal y Gay (1905-1993)... Digamos de paso que músicos ajenos a Galicia (Maurice Ravel, Claudio Carneyro, Eduard Toldrá, Antón García Abril...) fueron seducidos por poetas del noroeste peninsular y arroparon melódicamente sus textos, allegándose con mayor o menor acierto al sentir gallego.

Un ánimo esperanzado confía en la inquietud por conocer las maravillosas melodías gallegas, una música delicada e injustamente postergada. Como dijo el humanista Xoán Vicente Viqueira, no debiera olvidarse que desde Martín Códax la música gallega es por esencia de canto. Y músicos de nuestro tiempo, como el prolífico Rogelio Groba (Ponteareas, 1930), que ha dejado su propia impronta en la canción gallega y continúa su labor creativa, no lo han olvidado y han seguido la senda de los melodistas decimonónicos. Por consiguiente, aguardamos que el aire lleve a los melómanos las ansias de descubrir para escoger y que los músicos contemporáneos sigan envolviendo las hermosas palabras de melódica hermosura.
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Hasta aquí una reducción de la segunda parte del escrito publicado OpusMusica (revista electrónica de música clásica):

Como ilustración sonora traigo la balada de Baldomir ¿Cómo foi? (¿Cómo fue?). En el poema original de Curros, con el título de ¡Ai! (¡Ay!), un padre se lamenta de la muerte de un hijo, víctima de la viruela (“negras vixigas”); es un texto trágico con evidente dificultad para la musicalización al que Baldomir le da un soporte melódico apropiado. Aunque la grabación no es buena, la interpretación de Teresa Novoa –soprano– y Alejo Amoedo –piano– es excelente.


Orixinal en galego: As melodías galegas
[Abrir imágenes en una pestaña nueva 
para leer texto con más facilidad]

miércoles, 6 de enero de 2010

martes, 5 de enero de 2010

Un médico integral e íntegro

En la profesión médica de nuestro tiempo, tan rendido a la tecnificación, hay escasas referencias humanas que tomar cuando el ánimo procura seguir un camino correcto, conciliar el conocimiento científico con la actitud humanitaria y sentirse satisfecho de la labor realizada. En el ámbito de la medicina especializada, hallé hace mucho un faro orientador en la figura del cardiólogo Manuel Fuster Siebert (1944-2008), a quien considero un paradigma del humanismo médico galaico e hispánico. No lo encontraba, o no lo veía, en el espacio de la medicina general, pero ahora me doy cuenta de que ya lo teníamos, y lo seguimos teniendo, en otra personalidad irrepetible: el doctor Juan Gérvas.


Recientemente jubilado –a finales de 2009, con sólo 61 años–, este hombre singular ha dejado su labor asistencial pero continúa en el escenario de la Atención Primaria de Salud; no creo que deje de entregar su inteligencia al servicio de médicos y pacientes hasta el final de sus días. Con un currículum académico y profesional verdaderamente apabullante, una función investigadora pasmosa y una actividad docente encomiable, ya habría sobrada razón para reverenciarle. Además de fundar el Equipo CESCA (grupo científico de investigación y análisis de la organización y actividad de la atención primaria), ha coordinado multitud de proyectos y participado o colaborado en otra serie que sería interminable referir. También ha dirigido tesis doctorales y traducido libros, incluida la Clasificación Internacional de Atención Primaria (CIAP-2) de la Organización Mundial de Médicos Generales / de Familia (WONCA).

Por si no fuese suficiente lo acabado de referir, cabe decir que su mayor interés ha estado siempre centrado en la comunicación con el paciente, en la dignificación de la entrevista clínica, en la relación interpersonal satisfactoria. Me maravilla su energía, la actividad continua en busca de la superación de este espíritu inquieto, científico y humanista. No en vano, el título de uno de sus ensayos resume su ideario: “La dignidad del trabajo clínico existe allí donde ejerce un medico cercano, científico y humano”. Y al escribir sobre las que considera consultas sagradas reitera su afán comunicador: “La comunicación amable, cálida, digna, empática, respetuosa y serena con el paciente tiene impacto positivo en su salud”. Recalca la necesidad de comunicación empática, para no degradar el acto clínico, resolver problemas y lograr la satisfacción, tanto la del paciente como la propia. ¡Nada más loable!

Médico general, investigador, docente, asesor, escritor… No se le puede pedir más a un galeno que ha ejercido en el sistema público, que comenzó trabajando en el medio urbano y ha finalizado su servicio en el rural, como él dice a la inversa de lo que hace la mayoría. Y es que siempre ha ido a contracorriente de lo establecido por normas sin base científica y por decisiones políticas sin sentido. Lo he podido constatar desde sus lejanas columnas de opinión en la revista “El Médico”, que conservo, y lo corroboran sus últimos escritos; es notorio su rechazo del ordenador en consulta. Dudo que se haya dejado en el tintero algún tema concerniente al primer nivel asistencial, sin excluir la gestión sanitaria. Ha seguido una línea coherente, trazada con las convenientes correcciones de rumbo que aconseja la prudencia y la reflexión pausada. Como pocos, ha llevado a la práctica el tan cacareado modelo biopsicosocial, realizando una atención integral y con integridad, realmente de calidad.

De su meritoria labor y de su entrega han dado testimonio sus allegados, los residentes de medicina de familia que ha tutelado, sus alumnos y sus discípulos, y yo mismo lo he podido constatar en algunas declaraciones emocionantes. El doctor Gérvas, don Juan para sus pacientes, ha de sentirse orgulloso, pues es apreciado, respetado y querido. Ha recogido satisfactoriamente lo sembrado con acierto. En señal de admiración, han llegado a tildarlo de “incombustible”, pero yo lo definiría como entusiasta e incansable. Posiblemente también le vengan bien otros calificativos: íntegro, honesto, disciplinado… De cualquier manera, el cúmulo de virtudes que coronan a Gérvas provoca el sonrojo de quienes nos movemos en la mediocridad.

Juan Gérvas no se ha retirado, simplemente ha finalizado un ciclo. Porque estoy seguro de que sigue ahí, atento a las novedades, a las publicaciones científicas, a los acontecimientos sanitarios nacionales e internacionales, a los vaivenes de la salud pública, a las decisiones políticas en materia sanitaria, dispuesto a asesorarnos. Tengo la seguridad de que seguirá pensando y escribiendo. Sé que se ha movido hace poco desde los fríos serranos del centro peninsular a los calores ribereños del sur; lo que no sé es de dónde ha podido sacar tiempo en todos estos años para la familia y para sus aficiones. Ha hecho mucho y aún le queda por hacer. A estas alturas, ya sería merecedor de un completo estudio biográfico y no de una somera semblanza como ésta, que le brindo a guisa de homenaje sentido. Aunque él habrá de decir, con modestia, lo que me ha hecho saber en más de una ocasión: “Sólo soy un bruto médico rural”. No sé qué opinará su mujer o qué dirán sus hijos y sus nietos al respecto, pero siguiendo su consideración yo he de proclamar: ¡Que vivan los brutos médicos rurales!