jueves, 15 de abril de 2010

Ciertas tardes



CIERTAS TARDES

I

En la espera esas tardes
se hacen interminables...
Por la alerta son tensas,
aguardando que llamen:
una anciana que clama
o un muchacho que arde
o un pequeño que llora
o una madre anhelante.

Calurosas y secas,
de sol deshidratante,
o frías y lluviosas
que entumecen la carne;
no importa meteoro
ni forma: han de afrontarse
viendo in situ o ex situ
problemas apremiantes.

Son tan largas sus horas,
que no tienen remate.
Pocas veces son blancas,
mayormente sangrantes:
van heridas y traumas
enturbiando esas tardes,
y disneas y algias...
¡Guardias inacabables!


II

¡Qué tarde tan eterna,
enmudecida y desasosegada!
Aunque sólo quebrada por momentos,
la siento toda negra y ahogada...

La tarde va exhalando sus lamentos
y el azar alcanzando mis desvelos.
(Mientras adentro imploro
que el tiempo huya sereno.)

...Lo esperado acontece,
la quietud se transforma en ansiedad:
otra dolencia irrumpe traicionera
hacia una noche oscura sin piedad.

[ago. 1992]

Preludio a la siesta de un fauno – Claude Debussy

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