lunes, 12 de abril de 2010

Listillos y papanatas


La mayoría de incautos convivimos con pícaros, pillos, granujas, bribones… y arteros, rufianes, malandrines, sinvergüenzas… Con unos que aguzan el ingenio para sobrevivir y otros que lo emplean para enriquecerse, entrampando en medio de un propicio entramado legislativo. Los primeros pueden ser víctimas de la marginalidad social y, hasta cierto punto, son tolerables. Los segundos merecen total reprobación y no son dignos de perdón*, porque engañan y engullen con camaleónicas artimañas, amparados en el poder que, legítimamente, otros les otorgan. Son los listillos, ventajistas u oportunistas, en quienes los cándidos depositan su confianza y después se lamentan, al ver sus comisuras labiales acrecer y apuntar hacia abajo por el peso del desengaño. También cabe la posibilidad de un papanatismo entristecido por no lograr el otro lado, aunque esta simpleza obvie las complejidades.

*Bueno, desde la mirada espiritual, toda alma extraviada es digna de perdón. Y como ejemplo compasivo, valga la parábola del hijo pródigo.

Almost blue – Chet Baker

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