viernes, 11 de diciembre de 2015

La moderna arquitectura sanitaria


La arquitectura es el gran libro de la humanidad. Victor Hugo

Los romanos elaboraban todas sus construcciones siguiendo modelos que les habían funcionado, o que civilizaciones anteriores, como la griega, habían perpetuado según órdenes clásicos. De modo que seguían patrones establecidos, basados en la proporción áurea (razón áurea, número áureo o divina proporción), con variaciones ornamentales o de tamaño. Esto suponía muchas ventajas: rapidez y eficacia en la construcción, familiaridad y adaptación (sobre todo cuando los ciudadanos se encontraban alejados de su lugar habitual), facilidad de manejo o de movimiento y, probablemente, un importante ahorro en costes. Lo hacían con templos, teatros, anfiteatros, puentes, viviendas civiles y construcciones militares, ateniéndose a prototipos que habían demostrado su solidez y su funcionalidad, sin renunciar a la belleza. Todo un muestrario de buen hacer constructivo.

Y muchos siglos después, todo ha cambiado en la construcción de edificios públicos.

Centrándonos en la arquitectura sanitaria, nuestros modernos hospitales son proyectados cada cual de una manera, sin seguir modelos de solidez y funcionalidad contrastadas, de algún modo paradigmáticos, sin atender siquiera a cánones estéticos –quién sabe si al amparo de un falso vanguardismo– ni seguramente a costes. Algunos han sido levantados con tanta prisa, por decisiones políticas apresuradas u oportunistas, que al poco tiempo asistimos a una dolorosa necesidad: "curar la arquitectura sanitaria". Porque hay edificios hospitalarios que solo de verlos ponen a uno enfermo*; también los hay con trazados laberínticos y entornos poco acogedores. Otro tanto se puede decir de los centros de salud destinados a la atención primaria. De modo que si uno está familiarizado con un determinado hospital y se va a trabajar a otro se encontrará desconcertado, incómodo, al menos durante una larga temporada de adaptación.

*Muchos son ejemplos de brutalismo (arquitectura brutalista).


Sin renunciar a la innovación, y siendo consciente de la evolución de los edificios hospitalarios, prefiero un tipo de edificio sanitario consistente, funcional, fácil de mantener y a ser posible hermoso, que a diferentes tipos de hospital que, en demasiadas ocasiones, se evidencian frágiles, complicados, de costoso mantenimiento y difíciles de mirar (aunque bien es cierto que esto puede depender de gustos o del cristal con que se mira). Ni todo tiempo pasado fue mejor ni evolucionar significa siempre o en todo momento mejorar. Los estudiosos del tema recomiendan abordar la proyección de edificios hospitalarios centrándose en el cometido de los mismos y sin descuidar su adecuada ubicación. Pero de lo que propongan técnicos o expertos en arquitectura sanitaria a lo que aprueben los gestores sanitarios hay un mundo, con materiales de construcción (madera, piedra, hierro, hormigón, ladrillo, aluminio) y esfuerzo humano de por medio.

En arquitectura sanitaria, seguridad, lo primero; y practicidad, por supuesto. Y si es posible, belleza. ¿O es mucho pedir?

Arquitectura Hospital:
Diseño y estructura arquitectónica Hospitales

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Centros sanitarios: edificios donde se brindan cuidados de salud
(centros de salud –ambulatorios– y hospitales).
Centros de salud (EEUU): clínicas, hospitales, sanatorios
y centros de cuidados ambulatorios.

Enlaces relacionados

La arquitectura es la ordenación de la luz; la escultura es el juego de la luz.
Antoni Gaudí

La arquitectura es un razonamiento del espacio. Corpus Barga

REFLEXIÓN ANEXA
Siendo un profano en arquitectura, al contemplar una obra arquitectónica priorizo los volúmenes, las proporciones y la luz; creo que determinan su belleza subjetiva. Por eso me horroriza ver enormes edificios sin proporción de sus elementos, con pequeños vanos o mínimas ventanas y una luz que brilla por su ausencia. Sucede en la arquitectura en general y en la arquitectura sanitaria en particular.

Alegoría de la Arquitectura (h. 1775), José del Castillo

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