viernes, 7 de octubre de 2016

¿Consultorio médico o Gestoría-Notaría?


Nihil prius fide –lema de los notarios
Nada antes que la fe»; la fe pública, claro)

Las peticiones más extrañas y sorprendentes que uno pueda imaginar llegan a la consulta del médico de familia. Me refiero al médico de familia hispano, de la bella Hispania de la vieja Europa. Hasta tiene gracia. La solicitud de los certificados más absurdos o increíbles puede desencadenar más de una sonrisa, pero el hartazgo de los galenos de atención primaria es evidente ante esa presión "burocracil" que ha ido en aumento hasta el asombro de propios y extraños.

Como podemos comprobar en el enlace de arriba, se piden certificados variopintos: de no poder comer carne de cerdo por imperativo religiosode grupo sanguíneo para acudir a guardería, de ausencia de déficit de audición para ingresar en Escuela de Música, de aptitud para contraer matrimonio (petición de consulado), de padecer alergia solar para justificar colocación de luna tintada delantera en vehículo, de padecer hipertensión arterial para no asistir a una mesa electoral,  de padecer un herpes labial para no presentarse a examen de saxo, de padecer dermatitis del cuero cabelludo para no utilizar gorrito de panadera… 

Son peticiones de certificados curiosas, improcedentes o con segundas intenciones, que no siempre parten del usuario interesado; muchas veces son solicitadas desde diversos organismos, generalmente sin aclarar por escrito el motivo. 

Por otra parte, si refiriésemos todas las tramitaciones en las que el médico de familia se ve envuelto, no daríamos acabado. Basten como ejemplos: la gestión de ambulancias por interés de terceros, la petición de historias clínicas de pacientes procedentes de otras comunidades autónomas o los peculiares informes de salud de iniciativa municipal (un ejemplo en Vigo: Programa Xantar na casa, que estimo improcedente por rebasar los límites de la confidencialidad), no validados por el Servicio de Salud y que, para colmo, hay que rellenar a mano.

En otra post, ya había referido extrañas peticiones de certificaciones: “Quiero que me certifique que hace quince días no estaba en condiciones… que indique que no puedo hacer esfuerzos para que me den un bono bus… que me informe que estoy bien para este trabajo y no para otros menesteres… que me dé un justificante con fecha del día veintidós para que no me descuenten… que diga por escrito que no puedo llevar puesto el cinturón de seguridad para que me quiten esta multa… que me cubra este formulario para la asociación de vecinos de…”. 
Hace poco, con motivo de las últimas elecciones, hube de certificar la imposibilidad de desplazamiento de una anciana, que había sido declarada incapaz para otorgar testamento, para que pudiese ejercer el derecho a voto desde su domicilio mediante poder notarial. Y lo último ha sido la petición de certificación de fe de vida para seguir recibiendo una pensión del extranjero, lo que ya me hizo sentir como un auxiliar notario-gestor, al que no le pagan por su trabajo, y a declararme en rebeldía, al ser una evidente competencia del Registro Civil.  

Esto ya sobrepasa la ya de por sí irritante burocracia médica. ¿Hasta cuando seguiremos girando sobre lo mismo, dando vueltas y más vueltas?

Proud Mary - Creedence Clearwater Revival 
Big wheel keep on turning....
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Entradas burocráticas

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