jueves, 30 de marzo de 2017

Los doce trabajos hercúleos del médico de cabecera

Hércules y la Hidra de Lerma (1921), por John Singer Sargent

No exactamente a la manera de los doce trabajos de Hércules, pero casi tan arduas, estas son doce misiones (o al menos aspiraciones) del médico de cabecera en el terreno de los especialistas del nivel secundario hospitalario:
  1. Conseguir que al dermatólogo le baste la descripción de una lesión cutánea, sin necesidad de enviarle fotos.
  2. Lograr que el cardiólogo acceda, sin poner muchos peros, a realizar la revisiones periódicas de sus pacientes cardiacos.
  3. Convencer al neumólogo de que la derivación de un paciente con sospecha de apnea del sueño no precisa un complejo formulario. *
  4. Alcanzar el logro inimaginable de que la espera de consulta para el traumatólogo ya no se eterniza. 
  5. Recibir del urólogo de referencia la información clara sobre la necesidad o no de realizar el análisis de PSA en individuos asintomáticos.
  6. Llegar a un acuerdo con el psiquiatra para que la atención a la salud mental no sea sinónimo de medicalización pura y dura.
  7. Lograr que el rehabilitador derive directamente al fisioterapeuta si lo considera necesario, sin delegar en atención primaria.
  8. Conseguir que el ginecólogo determine sin titubeos la periodicidad de cribados y revisiones de su especialidad.
  9. Hacerle ver al endocrino que el éxito de la telemedicina puede hipertrofiarle el ego mientras descuida en la distancia la conveniente atención próxima.
  10. Convencer al internista de que siga siendo un médico integrador y no otro "cachitólogo" hospitalario que fragmenta la asistencia al paciente.
  11. Liberar al cirujano vascular del endiosamiento, para que con humildad vea al paciente como algo más que una vena o una arteria.
  12. Evitar que el anestesiólogo de la unidad de dolor haga un uso abusivo de opiáceos para el dolor crónico no oncológico.
Si bien todo lo anterior hay contemplarlo como visión general, aun sin aludir a todas las especialidades médicas (queda alergología, digestivo, geriatría, hematología, nefrología, neurología, oftalmología, otorrinolaringología, etc.), desde luego con reservas y con respeto hacia todos los médicos especialistas, la excesiva fragmentación de la asistencia (con la proliferación de "unidades asistenciales" no siempre justificadas), el uso indiscriminado de la telemedicina, los obstáculos para la derivación a especialistas del segundo nivel (con tantas variantes como servicios hospitalarios)* y la pérdida de la propia esencia del médico de cabecera, nos han de poner en alerta sobre el peligro de una desviación de la medicina hacia el precipicio de la incongruencia y la deshumanización extrema. Ojo, pues, a las derivas inconvenientes: ¡impidámoslas, aunque sea necesario realizar un esfuerzo hercúleo!

*La derivación a especialista hospitalario pasó de ser una decisión clínica (más o menos razonada), con trámite fluido, a un calvario microgestor (auténtica cruz a veces), por obstáculos inconcebibles. Ya imagino la especialidad de "Derivología".

Los doce trabajos de Hércules
en humorística versión flamenca de Pepe da Rosa
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Especialidades a las que se realizaron más derivaciones: ginecología, traumatología, oftalmología, dermatología y otorrinolaringología). El diagnóstico temprano de cáncer ginecológico, la disminución de la agudeza visual y las tumoraciones benignas de la piel fueron los 3 motivos que provocaron mayor número de derivaciones.
La mayoría de las derivaciones se hacen a especialidades quirúrgicas. La necesidad de seguimiento y/o tratamiento por parte del especialista hospitalario o la imposibilidad de solicitar determinadas pruebas desde atención primaria fueron los principales motivos para solicitar la atención del segundo nivel asistencial. Existe un alto porcentaje de interconsultas inducidas por la familia/paciente.

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