lunes, 2 de mayo de 2011

Diálogos político-sanitarios (9): Formación médica continuada


Diálogo entre el Dr. Abré, médico de familia, y el Dr. Formacín, director de formación continuada:

Dr. Abré.- Considero que la formación obligatoria debe realizarse dentro de la jornada laboral, como sucede con el resto de trabajadores públicos.
Dr. Formacín.- Con los médicos hay dificultades, no es posible.
Dr. Abré.- ¿Por qué?
Dr. Formacín.- Porque no disponemos de suplentes que sustituyan a los ausentes.
Dr. Abré.- Eso no es problema; podemos cubrirnos entre nosotros, ampliando la jornada.
Dr. Formacín.- Ya, pero hay problemas económicos; estamos en crisis.
Dr. Abré.- Son apenas unos días muy concretos.
Dr. Formacín.- Ni aunque fuese un solo día.
Dr. Abré.- Bien, pues no se me puede obligar a realizar un trabajo extra, fuera de mi jornada y sin remunerar. Y que conste que tengo interés en mejorar.
Dr. Formacín.- Desde luego que no. Pero piense usted en el cumplimiento de objetivos; podría no cobrar el complemento de productividad variable.
Dr. Abré.- ¿Debo interpretarlo como amenaza? Si es así, métase el complemento de m… por donde le quepa.
Dr. Formacín.- (Mirada inquisidora.) Interprételo como quiera. Y tomo nota.
(El doctor Abré anubla el pensamiento y muerde la lengua; le cuesta contenerse y no agredir.)

Siendo obligatoria, y necesaria, la formación continuada debe realizarse dentro de la jornada laboral (pacto sindical, punto 2.6), incluyendo como motivo la posible siniestralidad. Un pacto debe cumplirse: pacta sunt servanda («lo pactado obliga»). No es entendible que gestores y políticos perciban dietas, remuneraciones por desplazamiento (kilometraje) y, en su caso, complementos por asistencia a comisiones, y que personal cualificado al servicio de la Administración Sanitaria haya de desplazarse por sus medios para una formación de interés público, sin contraprestaciones, y fuera de las horas de trabajo. Los médicos de familia saben de esta situación discriminatoria, pero la mayoría calla (por temor, aunque parezca mentira), y el que calla asiente; al final, se tiene lo que se merece.

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