miércoles, 5 de octubre de 2016

Minimizando riesgos

Paso de peatones - Londres

Una consulta médica telefónica:  

-¿El señor Preocupado? 
-Sí soy yo, ¿quién es usted? 
-El doctor Precavido. Es que no está su médico.
-¡Ah, vale! Quiero que me recete Metamizol en ampollas bebibles. 
-El Metamizol en ampollas es inyectable, no para beber. 
-A mí me lo suele recetar mi médico.
-Yo le aconsejo que, si lo necesita, lo tome en cápsulas, que es la presentación adecuada por vía oral. Es una dosis menor, igualmente efectiva y con menor riesgo. ¡No sé si mi explico!
-Pues yo quiero las ampollas, para cualquier dolor fuerte...

El doctor Precavido comprueba que el médico de ese paciente tiene pautado Metamizol en ampollas de forma crónica. No pretende indagar razones que supone; pero, obstinado, insiste en la presentación más adecuada y en los riesgos. Al final, acaba emitiendo una receta, ante la insistencia del señor Preocupado y en las particulares circunstancias que entraña una consulta telefónica.

Nunca está de más prevenirse de peligros, asegurar el paso que vamos a dar, tener una mínima certeza en nuestras tomas de decisiones, evitar en lo posible riesgos prevenibles. Es conveniente en todas las acciones vitales. Lo es al subir una montaña, al descender a las profundidades marinas, al ponerse al volante de un coche o al cruzar un paso de peatones. También es aconsejable adoptar precauciones al tomar decisiones políticas, empresariales, educativas o laborales, en cualquier ámbito humano. Y es inexcusable sopesar los inconvenientes al indicar una terapia en el ámbito de la salud, sea física, química o de otro tipo.

Hemos de evitar en lo posible dañar al paciente cuando prescribimos un tratamiento. Pero no siempre tenemos las cosas fáciles al no poder decidir en las mejores condiciones. Lo sabemos de hace tiempo y lo seguimos callando. Son muchos los factores que condicionan las decisiones médicas. Un condicionante es la consulta médica telefónica mal aplicada. Otro es el paciente perversamente empoderado; amainaron los vientos de borrachera consumista de fármacos y amenazas, en que los centros de salud parecían mercados o bufetes de hotel "todo incluido", pero vinieron otros vientos con protocolos turbios.
Sin ideales condiciones, hemos de esforzarnos en indicar los más adecuado, comunicando de manera precisa, sorteando las barreras propias, del paciente y del medio, insistiendo en el cumplimiento terapéutico y señalando los posibles efectos adversos. A veces es necesario llegar a acuerdos entre el terapeuta y el enfermo para elegir lo más conveniente para éste. A veces es obligado mantener la firmeza y no ceder a peticiones injustificadas. A veces es preciso mirar a uno u otro lado para cerciorarse de avanzar sin riesgo, o con el mínimo riesgo posible.

The Sidewinder (La serpiente de cascabel) - Lee Morgan

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