jueves, 12 de mayo de 2016

La sobrecarga asistencial, irracional y degradante

Saturación en centro de salud

Nuestros políticos han promovido una sanidad de consumo, preocupados por el voto de sus ciudadanos, no por su salud.

Los médicos de familia estamos supeditados a una agenda médica en la que los pacientes se distribuyen en isocronas de 6 o 7 minutos, es decir que en ese tiempo hay que darle una respuesta a cada uno de ellos (*). No creo que haya muchas diferencias en esto entre los diferentes servicios de salud de la comunidades autónomas, entre Galicia y Murcia o Extremadura y Cataluña.

Para más inri, la accesibilidad sanitaria en atención primaria se ha vuelto en contra del propio paciente, por lo dicho sobre la agenda médica. Peligra su seguridad. Siendo la accesibilidad una teórica dimensión de calidad, permitiendo al usuario el acceso directo al médico de familia, si no existe reglamentación que ponga un límite la demanda puede ser infinita y el tiempo de atención mínimo.

Una accesibilidad sin ninguna barrera implica "sobredemanda" cuando la agenda médica ya está repleta, o dicho de otro modo: una sobrecarga asistencial. Para entenderlo mejor, pongamos un ejemplo de otro ámbito profesional: un cocinero tiene previsto dar de comer bien a veinte comensales y, de repente, le aparecen diez más; desesperado, dirá ¡adiós! a su gastronómico plan.

Como desde hace unos años hay que asumir los pacientes de otros cupos, con sus médicos ausentes (por vacaciones, enfermedad u otros motivos), aumentan las posibilidades de tener "consultas forzadas" o "demandas sin cita" (**). Esto provoca una sobrecarga continuada y mayormente estacional (estival), contraria a la distensión que acaece en otros ámbitos públicos.

La sobrecarga asistencial da lugar a una situación degradante que, a tenor de la información que uno recibe, parece ser una peculiaridad de nuestro sistema sanitario. No hay más que comparar con otros sistemas sanitarios para darse cuenta que algo se está haciendo mal, muy mal, y que debe corregirse para evitar los inconvenientes concretados en este pensamiento tuitero:

Notas aclaratorias

(*) Prestar una atención adecuada en tan poco tiempo a personas (no a ganado), apoyándonos en la historia clínica, es muy difícil o simplemente imposible. Es cierto que hay consultas sencillas que se resuelven sin complicaciones, pero de ninguna manera justifican que haya agendas apretadas o desbordadas. Además, una eventual salida urgente puede dar al traste con la agenda médica programada.

(**) Una consulta forzada (o demanda sin cita) implica que los 6 o 7 minutos de un paciente haya que repartirlo entre dos pacientes, y si hay varias consultas forzadas las malas consecuencias se multiplican, por más que se dilate el tiempo total de la consulta médica. Las consultas forzadas o demandas sin cita suponen una "sobredemanda" asistencial a la que se ha denominado "demanda bloqueante" (adjetivo muy ilustrativo). La jornada médica no se ciñe únicamente al tiempo de consulta, pero a menudo éste acapara aquella, impidiendo otras actividades.

De alguna manera habrá que poner orden, para no acabar aturdidos y confusos...

Dazed and Confused (Aturdido y confuso) - Led Zeppelin
***
Reflexión anexa: Problemas menores vs síntomas preocupantes
El paciente no acude a la atención primaria de salud por problemas menores, sino por síntomas que no sabe interpretar y que antes sabía valorar. Se ha fomentado la prevención a toda costa, infundido temor y vendido hiperaccesibilidad. Consecuencia: demanda creciente hasta el caos asistencial. Solución: recular.

Entradas relacionadas

2 comentarios:

  1. Amen.......no creo que nadie te pueda contrabatir esto....Felicidades. Lo añado a mis referencias. Esto suena a nuestra amada PLATAFORMA 10 MINUTOS....no?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es la pura y triste realidad, Manuel. Tratar de cambiarla por libre es un imposible; sin un frente común y sin agrupaciones como la PT10, supone una tarea hercúlea tratar de conseguir un cambio, deseable y necesario, que redunde favorablemente en la seguridad del paciente y la salud del médico, sin olvidar el control del gasto (o del despilfarro) que tanto parece preocupar a los políticos, y por lo que poco o nada han hecho con sensatez.
      Saludos y gracias por tu participación.

      Eliminar